Es momento de que nuestros líderes políticos actúen con determinación y visión, opina Francisco Cabrera
El aumento en los costos de bienes y materiales reduce márgenes de ganancia ya limitados, dificultando la competitividad de los empresarios y la expansión de sus operaciones, afirma Francisco Cabrera.
1 de mayo de 2025
El Nuevo Día

Las nuevas políticas federales con imposición de aranceles a decenas de países, cambios en las tasas de interés y renegociaciones presupuestarias, entre otros giros, crean un clima económico y político turbulento.
Esas nuevas políticas crean un nuevo panorama para negocios pertenecientes a minorías en todo Estados Unidos, incluyendo Puerto Rico. Sin embargo, en la isla, los cambios tienen implicaciones únicas para la comunidad empresarial, que vive desafíos económicos particulares debido a su estatus territorial y a una reducción histórica de inversiones.
Los nuevos aranceles, particularmente aquellos aplicados a materias primas importadas, impactarán a pequeños fabricantes y minoristas en Puerto Rico, muchos de los cuales dependen de cadenas de suministro globales.
El aumento en los costos de bienes y materiales reduce márgenes de ganancia ya limitados, dificultando la competitividad de los empresarios y la expansión de sus operaciones. Dado que Puerto Rico importa casi el 85% de sus alimentos y productos de consumo, los aumentos de costos relacionados con aranceles afectan desproporcionadamente tanto a los negocios locales como a los consumidores.
Mientras, los debates en Washington sobre recortes de impuestos han presentado propuestas que favorecen a grandes corporaciones y personas con altos ingresos, con beneficios directos limitados para pequeñas empresas o aquellas de propiedad de minorías.
Los negocios en Puerto Rico, que operan frecuentemente bajo restricciones financieras más severas y enfrentan altos costos de energía y transporte, obtienen poco alivio de estas reformas. Sin incentivos específicos o créditos para la contratación local y sin la inversión en infraestructura o la innovación, los negocios de minorías siguen en desventaja.
La reciente decisión de la Reserva Federal de congelar las tasas de interés, aunque ofrecen un alivio temporal, podría traducirse en beneficios marginales para los empresarios puertorriqueños. Si bien una pausa en el aumento de tasas ayuda a controlar los costos de los préstamos, el acceso al capital sigue siendo un problema estructural en la isla debido a opciones bancarias limitadas y normas crediticias más estrictas.
Por último, en el Congreso, la aprobación de una resolución continua para evitar el cierre del gobierno ha retrasado la adopción formal del presupuesto para el año fiscal 2026. Esto genera incertidumbre sobre el financiamiento de programas de la Administración de Pequeñas Empresas (SBA), la asistencia para recuperación de desastres y los subsidios para el desarrollo comunitario, todos esenciales para el éxito de los negocios de minorías en Puerto Rico.
Es momento de que nuestros líderes políticos actúen con determinación y visión. Puerto Rico necesita alternativas nuevas y sostenibles que impulsen el crecimiento de nuestra economía local, reduzcan la dependencia de fondos federales y fortalezcan a los negocios de minorías. Solo con políticas inclusivas, inversión estratégica y apoyo real a nuestros emprendedores, podremos construir un futuro económico más resiliente y autosuficiente para la isla.